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sábado, 2 de abril de 2016

Sobre Sistemas de Salud, Trauma, Emergencias y Rechazos de Atencion: Parte 1




       Pain and suffering are always inevitable for a large intelligence and a deep heart. 
Dostoyevsky, Crime and Punishment

Grafico: Ciencia y Caridad- P Picasso-1897


He estado dando seguimiento con gran preocupación al debate generado por la trágica y triste noticia de la muerte de Claudio Caamaño, quien sin lugar a dudas seguirá ocupando un importante espacio en nuestra historia así como en el corazón de muchos dominicanos .

Mi preocupación emana por la forma reactiva e irresponsablemente politizada con la que se están discutiendo “soluciones” a un problema sensible, muy viejo y muy complejo. Propuestas que a mi opinión son alejadas de la realidad y bordeando en lo imprudente. Comprendemos que ante situaciones difíciles cada individuo gravita hacia su zona natural de comfort, donde los políticos acuden a la retórica y demagogia, los abogados  a temas de leyes y penales, y los líderes religiosos a su interpretación de la biblia. En este estilo entonces yo como simple medico apolítico quiero ofrecer mi humilde opinión, ya  que este particular tema toca mis áreas de especialización en emergencias, trauma y medicina crítica, en las que llevo ya mas de 20 años laborando.

El "rebote" de pacientes siempre ha existido en República Dominicana. Si bien es cierto que la ley 42-01 contempla clausulas para regular esta práctica, la realidad es que el sistema ha fallado en ofrecer soluciones reales, contundentes y globales a esta problemática. La implementación de la reforma de salud en el año 2007 generó un fresco sentimiento de esperanza, el cual que simplemente con el pasar del tiempo lleno de decepciones se ha ido apagando. Como diría el Dalai Lama; donde la corrupción y falta de transparencia  ha generado una grande desconfianza e inseguridades resultando así en acciones penosas como la de no aceptar pacientes por razones puramente económicas. 

Lo primero que hay que entender es que estas disposiciones de “rebote” no vienen por parte de los médicos que laboran en las emergencias (los cuales son simplemente empleados de los centros) sino que vienen directamente de la administración de los centros, quienes a su vez han sufrido importantes pérdidas económicas por falta de cobertura y negación de servicios. Esto genera inclusive de forma reactiva políticas institucionales tan peligrosas como negarle  atención a pacientes y tan disparatadas e imprudentes como descontarle a médicos y enfermeras (de sus muy limitados honorarios) los costos incursionados por el proceso de atención de pacientes donde no hay cobertura.

Lo otro que opino debemos comprender, es que el simplificar este complejo tema a través de insinuaciones “mercuriales” y amenazas de criminalización no va a resultar en ninguna solución contundente, mas aun me atrevo a decir que pueden agravar mas el problema. Este es un argumento macro (para verse 35,000 pies de altura) de sistemas y gerencial. Los sistemas de salud y asistenciales son enredados, pero la forma más simple de verlos es como una sumatoria del balance entre acceso, calidad y financiamiento. Con una arquitectura que incluye diferentes actores como prestadores (médicos, centros), ARS y gobierno entre otros. 

Al final la realidad es que el mayor poder, influencia y capacidad resolutiva la tienen los actores que manejan el dinero. Por lo cual re-enfocamos en la problemática del trauma: La principal causa de morbilidad y mortalidad en edad productiva en la Republica Dominicana es el trauma, el costo socioeconómico es el más alto, el proceso de atención es largo y complicado, incluyendo servicios de ambulancia y rescate, (atención prehospitalaria) atención de emergencias, cirugías, terapia intensiva y rehabilitación.  Un elemento que suma a este embrollo es el hecho de que casi una década luego de implementación de la reforma de salud, aun los actores y líderes del sistema han fallado en definir de forma clara la cobertura del trauma y accidentes, dejándola en un intencional limbo económico, y así generando importante riesgo médico-legal y monetario a quienes asumen la atención de estos pacientes. Esto a su vez promueve una cultura que limita el incentivo de médicos talentosos a querer ejercer medicina de emergencias, comprometiendo así la calidad  y generando un complicado círculo vicioso asistencial. Aquí también, creo vale la pena mencionar algo que sorprende a muchos pacientes con los que hablo. El sistema (combinación de gobierno, ARS y centros de salud) solo eroga al final unos $150 pesos por paciente visto en calidad de honorarios de consulta a médicos especialistas en las emergencias. Si hacemos una matemática simple, creo podemos entender entonces lo irresponsable que es” este lado” del sistema, de forma que al final todos perdemos ya que aquí  "lo barato sale muy caro". 

Como propuesta quiero abundar un poco el los beneficios al sistema de mi especialidad. La Medicina de Emergencias (o Emergenciologia) fue desarrollada en los 1960s para dar una respuesta rápida y costo efectiva a las necesidades de salud propia de países que experimentaban las transiciones epidemiológicas asociadas al desarrollo económico, siendo de por cierto una alta incidencia de trauma el principal resultado de esta transición, convirtiendo asi a la Emergenciologia en la primera especialidad creada con una mision de "Salud Publica".  La Republica Dominicana en las últimas décadas se encuentra precisamente en este proceso de transición, de manera que la Medicina de Emergencias se convierte a nuestro entendimiento en uno de los principales pilares para fortalecer y desarrollar los servicios de salud dominicanos y sobre todo tener manos y mentes competentes para evaluar de forma rapida, intervenir adecuadamente y estabilizar estos pacientes. 

Proponemos entonces que para mejorar las atenciones en las emergencias, debemos invertir en calidad, aplicando un simple y básico concepto económico de retorno en inversión. La inversión propuesta no es en equipamiento, ni en planta física (aunque estos son muy necesarios), entendemos que debemos primaria y principalmente invertir en el capital humano; en los médicos a quienes entregamos la responsabilidad de cuidar estas vidas, sobre todo en emergencias donde cada minuto cuenta, con esta inversión en los buenos médicos adquirimos una necesaria atención de calidad como retorno. 

Para lograr este objetivo se hacen necesarias reuniones multilaterales con miembros de la sociedad civil, empresarios, ARS, gobierno, hospitales, clínicas, médicos y sociedades profesionales. Donde trabajemos una obligatoria e inmediata reformulación de los esquemas de acceso, leyes y cobertura, buscando una mejor calidad y por ende un mayor valor de las atenciones ofrecidas a TODOS los que visitan nuestras emergencias con sus problemas de salud, y de esta forma servir el mejor interés de nuestros pacientes. 

El Dr Amado Alejandro Baez MSc, MPH, FAAEM, FCCP, FCCM es especialista en Salud Publica, Medicina de Emergencias , Trauma y Terapia Intensiva. Formado en el Mayo Clinic y la Universidad de Harvard. Actualmente es el Director del Programa de Emergencias del Hospital Jackson Memorial y la Universidad de Miami. Reconocido como Héroe de la Medicina de Emergencias y Embajador para Republica Dominicana por parte el Colegio Americano de Médicos de Emergencias (ACEP.org).




sábado, 9 de octubre de 2010

El Mejor Interés del Paciente...



 




"El mejor interés del paciente es el UNICO interés a considerar" Dr. William Mayo 1910-


En el 1910 (hace exactamente 100 años), durante una disertación en la ceremonia de graduación del Rush Medical College, el Dr. William Mayo (fundador del Mayo Clinic) hablaba sobre la necesidad de tratar a los pacientes de forma integral  y como realmente las necesidades del paciente vienen primero- Ver Mayo Clinic. Hoy día, pudiéramos pensar que la medicina moderna deberia ser diferente a estos principios "antiguos", y simplemente evolucionar en otra dirección,  sobre todo  en tiempos de reformas en el sector salud, implementación de innovadores conceptos gerenciales y modernas tecnologías. Pero, realmente hoy más que nunca vemos la necesidad   e imperatividad de retomar esta propuesta filosófica presentada por los hermanos William y Charles Mayo hace ya más de un siglo. Proponemos entonces que la medicina (y la gerencia de salud) hagan un “full circle” y vuelvan a sus raíces, esas raíces sociales y de servicio que lamentablemente hemos olvidado.

Al reflexionar sobre este simple (pero a veces siento que infrecuente) concepto de servir al paciente, debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿quién es el paciente?  y ¿qué son las instituciones de salud?. Entendemos que en servicios de salud existen dos fundamentales constantes: #1- el paciente y  #2- los proveedores (médicos, enfermeras, bioanalistas y técnicos), estos son EL sine qua non. De manera que a mi opinión, pienso que la respuesta a estas dos inquietudes es una clara, ellos (los pacientes) son simplemente nuestra razón de ser- la causa est.

Notamos que este simple concepto de velar por el mejor interés del paciente a veces se nos dificulta, en especial con el tanto ruido administrativo y burocrático que hoy día rodea la práctica médica. El defender el mejor interés del paciente a veces implica decisiones audaces, temerarias, no diplomáticas (pudiera ser tu amigo, pero… no es mi trabajo), a mi opinión esto confunde y es sobretodo ineficiente (waste),  alejandonos de una buena gerencia y apartandonos del ejercicio una medicina objetivamente centrada en el paciente.

Los procesos y técnicas gerenciales en servicios de salud, hoy día simplemente son algo imprescindible (a necesary evil some might say), no solo por razones fiscales sino porque simplemente es lo correcto, ya que la buena gerencia conlleva a buenas atenciones médicas. Entonces, debemos preguntarnos como integrar conceptos de administración y gestión con los conocidos elementos de una buena práctica médica, sobre todo  los nombrados principios de medicina basada en evidencia y medicina centrada en el paciente,  y como si fuera un experimento científico de esta forma crear un hibrido- .

A los profesionales de la medicina se nos evalúa en base a métricas de calidad y resultados, donde elementos tales como complicaciones, morbilidad, mortalidad, adherencia a guías clínicas son lo que se entiende define a un buen médico. Mientras que en gerencia… bueno, la métrica es otra; márgenes, productividad, COSTOS-. Entonces como podemos realizar una amalgama gerencial-clínica?, una que defienda el mejor interés de paciente?, pienso que la solución a este acertijo NO es tan enigmática, simplemente es el concepto de Valor; si precisamente  el mismo concepto de valor propuesto por Karl Marx y David Ricardo en sus Teorías de valor laboral (o valor-trabajo) y el mismo presentado por John Ruskin cuando a mediados del siglo XIX desarrollaba teorías económicas y expresaba que “el valor real, depende del signo moral insertado en este”. Simplemente nuestro signo moral es tal y como lo dijo el doctor William Mayo; El Mejor Interés del Paciente!. De forma que siglos de medicina, se suman a siglos de teorías económicas, y así encontramos el concepto de  "Value-Based Heatlhcare Delivery". Donde valor es definido como resultados + calidad, dividido entre costos (vistos por el paciente) y aquí está la valiente solución a nuestro dilema (nuestro experimento); una gerencia basada en valor y centrada en EL PACIENTE.